Móvil muerto, tarjeta inútil, todo bien – Memorias de un friki exiliado XIV

No sé si lo sabéis, pero hay una película que se llama «Alexander y el día terrible, horrible, espantoso, horroroso». Pues si ahora cambiáis Alexander por Juan, y día por semana, tenéis lo que me pasó a mí. Si mi familia se fue de Perugia un lunes temprano, la fiesta empezó ese mismo sábado. Por la mañana, al encender el móvil, algo fallaba. A los diez o quince minutos de uso, no podía entrar en ninguna aplicación, ni siquiera en la agenda o en los ajustes, y perdía todas las conexiones. Después de reiniciar el móvil varias veces, seguía igual, así que aquí encontramos el primer problema.
Miré por internet alguna tienda de reparaciones abierta un sábado para ir esa misma tarde. Como no podía ser de otra forma, llovía de una forma bastante intensa. Y la primera tienda a la que llevé el móvil solo se ocupaba de hardware. Así que a coger un autobús con un recorrido de más de media hora a una zona que no conocía, y totalmente incomunicado. ¿Recordáis la escena de «Spiderman» donde Parker corre junto al autobús hasta que se para? Pues este no se paró. Así que a esperar al siguiente bajo la lluvia. Al final llegué a la tienda donde supuestamente me arreglarían el móvil. Pero aunque en internet ponía que abría los sábados por la tarde, era mentira. Y vuelta a esperar a otro autobús, de noche, sin móvil y con una tormenta.
El domingo decidí dejar el tema aparte, y comprar un billete de tren con la tarjeta por internet. Compra para la cual había que poner un código, que supuse que sería uno de los que te dan al hacerte la cuenta. Pues no. Código erróneo tres veces seguidas. Tarjeta bloqueada para compras por internet. Precioso todo. Y al no tener móvil, no pude llamar al banco para solucionarlo.
La caja del nuevo móvil, lo único que puedo enseñar

La caja del nuevo móvil, lo único que puedo enseñar

El lunes cogí otra vez el autobús para dejar el móvil en la tienda, y me dijeron que me pasase el miércoles. Un amigo, más inteligente que el resto de nosotros, me dejó un móvil de repuesto. Y llamé al banco. Sin saldo. Cosa imposible porque tengo llamadas a España y no había gastado el tiempo disponible, pero sin saldo. Hago una recarga de 10€. Llamo al banco. Me dicen que el código dichoso me lo enviaban al móvil… Que entre que tengo un número de teléfono y el móvil estaba muerto, era imposible que recibiese el código. Me están tomando los datos del nuevo número… y se corta la llamada por saldo insuficiente. Así que, tarjeta todavía bloqueada, número de móvil sin actualizar y diez euros menos porque sí. El miércoles fui, y me dijeron que ya me llamarían. Otro viaje en autobús. Vuelvo el viernes. Me dicen que la ROM del móvil falla, que está muerto e inservible. Perfecto. Espero al autobús y cuando se acerca le hago una señal. No me ve y pasa de largo… Y me toca andar hasta otra parada para no tener que esperar una hora…
El tema es que necesitaba sí o sí un móvil nuevo, más por necesidad que por capricho. Así que me puse a mirar por internet el viernes por la noche para comprar uno en el MediaMarkt y recogerlo por la mañana. Pero claro, al no tener tarjeta, tocaba ir diciendo los datos por skype con mi familia para que lo pagasen ellos. Ya tenía uno elegido, y cuando íbamos a pagar… La página web de MediaMarkt cayó. Y menos mal, porque el móvil al que le había echado el ojo no estaba liberado, y me tendría que haber hecho de otra compañía. Así que el sábado otro autobús, este de una hora, y a comprar otro móvil. Después de mirar varias opciones, y que los dependientes me intentasen sacar los cuartos por todas partes, me decidí. Al final el elegido es un ZTE Blade L5 Plus. Un móvil barato de gama media (o media baja) mejor que el que tenía antes. No quería otra cosa, simplemente un móvil funcional y aceptable. Así que, habiendo solucionado eso, solo queda el problema de la tarjeta, que solucionaré en navidades cuando esté en España. Pero lo mejor de todo, es que ya terminó esa horrible semana. Arrivederci e buona serata.