Toscana en un fin de semana – Memorias de un friki exiliado V
Cuando se oye hablar de parajes bonitos de Italia, siempre se oye hablar de la Toscana. Pero, ¿qué es la Toscana? Es una región de Italia, como Lazio o Umbria. ¿Sencillo, verdad? Pues esto yo hasta que estuve aquí no lo sabía. Pues el primer fin de semana de octubre, alquilamos un par de coches y nos fuimos a dar una vuelta por la Toscana. Porque si es tan bonita, habría que verla (al menos una parte).
El sábado estuvimos en Siena, a una hora y veinte en coche más o menos. Aunque claro, eso depende de la velocidad. Porque en Italia hay tramos con límite a 110, 130 o 150 Km/h, pero no se señaliza. El caso es que fuimos a Siena, en mitad de la Toscana, y por lo que había visto el paisaje no iba muy allá. Siena es una ciudad más pequeña que Perugia, pero tiene prácticamente las mismas cuestas. No soy guía turístico ni sé de arquitectura o de historia del arte, así que no sé como describirla. Pero puedo decir que es preciosa, tiene un encanto que creo que fue lo primero que me gustó de la Toscana. Lo más conocido y lo que más llama la atención de esta ciudad son la Piazza del Campo y la Catedral.
La Piazza del Campo es muy famosa por la fiesta del «Palio». Seguro que la conocéis, y si no, os invito a buscar información sobre ella. Con su forma de abanico y su suelo inclinado, parece que la Piazza anima a sus visitantes a admirar la Torre del Mangia. Y tengo que decir que una torre tan alta en una ciudad medieval de la Toscana, llama mucho la atención.
Por su parte, la Catedral es muy similar a la de Florencia, aunque solo por fuera. El exterior blanco con líneas (verdosas) negras y su frontal gótico son espectaculares. Pero por dentro… Por dentro es toda de mármol. También en fragmentos claros y oscuros, con escenas religiosas grabadas en el suelo. Es una maravilla arquitectónica. Y además hay una sala llena de cantorales (libros enormes para los coros medievales) conservados a la perfección. Cualquier amante de la música disfrutaría ahí dentro.
Eso fue el primer día. El domingo nos adentramos en la Toscana profunda. Estuvimos en San Gimignano, un pueblito medieval famoso por sus torres. En la Edad Media había unas 72, y ahora quedan 14, pero sigue siendo precioso. En este pueblo además hay un par de heladerías con varios premios al mejor helado del mundo. Y es cierto, es el mejor. Y ahora viene lo divertido. A la salida del pueblo tuvimos un reventón en una rueda. Los que íbamos en ese coche podemos decir orgullosamente que pinchamos en la Toscana. Aunque no contemos los detalles. Debido al pinchazo no pudimos estar en muchos más sitios, pero sí que estuvimos en Monteriggioni. Es un pequeño pueblo amurallado en lo alto de una montaña. Pero un momento… ¿San Gimignano, Monteriggioni? Correcto. Estuvimos en dos sitios que aparecen en «Assassin’s Creed». Somos así de frikis, pero teníamos que hacerlo, y mereció la pena. No solo por estar en Villa Auditore, sino por las vistas.
Ahora comprendo porqué la Toscana es tan famosa. Qué paisajes, qué verdes, qué todo… Si el cielo acompaña, prácticamente desde cualquier colina puedes ver decenas de kilómetros de distancia, y ningún punto es feo. Sé que no vimos todo, ni mucho menos, pero ese fin de semana en la Toscana nos bastó para enamorarnos de esta región italiana. Y encima pinchamos. 121€ que nos cobraron por la rueda. Eso también es amor. Arrivederci e buona serata.
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