Familia de visita, ¿por qué no? – Memorias de un friki exiliado XI

Como ya he comentado antes, esta es la primera vez que vivo fuera de mi casa. Por tanto, es normal que haya sentimiento de morriña. Por eso mi familia, aprovechando unas vacaciones que tenía mi padre atrasadas, vino a verme. A decir verdad el recibimiento no fue muy acalorado, ya que gracias a Skype y WhatsApp hemos estado siempre en contacto. Pero sí que se agradece ver a la familia después de tanto tiempo. Y más, cuando te traen chorizos, morcillas, fuet y cosas típicas de España que aquí son imposibles de encontrar. De verdad, no sabéis lo que es llevar tres meses sin probar unas albóndigas… Y a ojo pasado, me doy cuenta que no trajeron croquetas. Fallo mío.
Apartando ya el tema del contrabando de alimentos, (y también dos cómics), vayamos con el resumen de la visita de la familia. Al estar en Italia, era prácticamente obligatorio viajar. Y como vinieron desde España con el coche (a mi parecer una locura), era bastante fácil hacerlo. Así que los viajes que ya había hecho, los repetí con la familia. Aunque esta vez también visitamos Florencia (de esto ya hablaremos). Porque una de las mejores cosas de Italia, es que el primer domingo de mes todos los museos nacionales son gratis. Así que por mucho que mi familia quisiese ver Roma, la primera parada era Florencia. Donde nos llovió. Mucho. Que vale que sí, que los cuatro de la familia estamos de acuerdo en que es muy bonita, pero el llover hace que pierda.
Monumento a Vittorio Emanuele II en Roma, lo primero que vi con la familia

Monumento a Vittorio Emanuele II en Roma, lo primero que vi con la familia

Tras un día de descanso, estuvimos dos en Roma. Y primera recomendación: Frattina Grand Suite. Hotel «barato» (Roma es cara en todo) y en el centro. Los cuatro miembros de la familia quedamos encantadísimos.. Acabada la publicidad, sigo. Roma, pues igual que la otra vez. Mismos monumentos, mismas calles, y la misma espectacularidad. Roma es impresionante vayas cuando vayas, y vayas con quien vayas, ya sean familia o amigos. Por cierto, también nos llovió. Y después en Perugia para descansar. Porque como la otra vez, Roma cansa mucho. Y en Perugia, como no, llovía.
También estuve con la familia en Asís (de donde era San Franciso, pues ahí). ¿Qué tiene Asís? Abadía, iglesias y un castillo. Subir al castillo es lo mejor, porque hay que subir por un camino estrecho (medio metro) un par de kilómetros. Y si llueve, como no, es la mejor receta para que la familia se plantee tirarte barranco abajo. Y al día siguiente de la tormenta de Asís, fuimos a mi ciudad favorita hasta la fecha: Siena. A mi familia le gustó Siena, cosa lógica. Pero es que a mí me volvió a enamorar. Además, que subimos a un mirador que la última vez estaba cerrado. Y estar a más de la mitad de la Torre del Mangia, a unos 50 metros del suelo, pues impresiona. Y tienes unas vistas alucinantes. Eso si no tienes vértigo, si lo tienes mejor ni subas. Y gracias a Arceus, en Siena no llovió, así que fue la primera (y única) ciudad que disfruté plenamente con la familia. Familia que no volveré a ver hasta Navidad… Que ya no hay morriña porque nos hemos visto, pero se hace difícil. Pero merecerá la pena, igual que la ha merecido que la familia se haya hecho unos 3000 kilómetros para verme. Quieras que no, se les quiere. Igual que al fuet. Al fuet que trajeron también se le quiere mucho. Arrivederci e buona sera.